La venta de bienes inmuebles en el país encuentra en factores como el nearshoring un impulso decisivo para sortear el panorama complejo vivido años atrás.
Luego de un periodo que impactó de manera negativa al sector inmobiliario nacional, 2023 representa el año de su recuperación, y con ello, la posibilidad de crecer considerablemente gracias a las oportunidades que se presentarán durante los próximos meses.
Los estragos de la pandemia y el periodo de presiones inflacionarias que ha desencadenado un alza en las tasas de interés sin precedentes dieron como resultado una afectación considerable al interior de la industria de la construcción y venta de bienes inmuebles.
Sin embargo, el aumento en la demanda de viviendas nuevas y usadas, el incremento en el valor de las propiedades y la diversificación de medios financieros para adquirir bienes inmobiliarios representan una luz al final del túnel para la industria, que recibe con entusiasmo las perspectivas que el mercado y la economía nacional ofrecen, explica Marisol Becerra, directora de la consultoría Tinsa México, en la exposición de la Radiografía del mercado inmobiliario 2023 y perspectivas 2024.
“Sin duda es un año de recuperación, después de un periodo algo complicado no solo para el sector inmobiliario, sino para la economía en general, ahora se empieza a vislumbrar una mayor estabilidad y con ello grandes oportunidades”, celebra Becerra.
Al respecto, durante los últimos siete años se ha observado una contracción del mercado residencial nacional de hasta 21 puntos porcentuales, donde la mayor disminución se ha generado al interior de la venta de vivienda nueva que pasó de casi 400 mil hipotecas en 2015 a 170 mil en este año, según la exposición de la directora de Tinsa México.
Además, la caída de solicitudes de crédito Infonavit, la persistente demanda de viviendas, que en promedio alcanza las 450 mil unidades por año y la concentración de adquisición de inmuebles para habitar en entidades localizadas en el centro del país han generado un panorama complejo en la industria nacional inmobiliaria, que gracias a la coyuntura actual, podría saldarse de manera positiva.
Detonantes del crecimiento inmobiliario en México
El proceso de relocalización industrial, la tendencia creciente que ha registrado la economía nacional y hasta factores como el turismo figuran como elementos que pueden darle un impulso considerable a la industria inmobiliaria nacional en su conjunto, ya que no solo se trata de cuestiones que incrementarán la venta de viviendas, sino de terrenos, naves industriales y hasta la construcción en infraestructura.
“Hoy tenemos la estadística de que más de 500 empresas se han establecido en el país, impulsando la demanda de espacios industriales, pero recordemos que la vivienda sigue al empleo, entonces una vez que se detonan estos polos industriales y laborales, se impacta todo el desarrollo residencial y de la industria en general”, explica la directiva de la consultoría especializada en el ámbito inmobiliario.
La tendencia del nearshoring no solo ha generado la mayor llegada de Inversión Extranjera Directa (IED) de la que se tenga registro, como lo expone la Secretaría de Economía (SE); también ha provocado que mercados industriales desde Monterrey hasta Mérida y Toluca dinamicen en el afán de aprovechar la relocalización de empresas provenientes de diversas partes del mundo.
El nearshoring, el buen momento de la economía nacional y hasta el turismo figuran como elementos que pueden impulsar la industria inmobiliaria nacional.
“Vemos que empiezan a llegar las oficinas centrales a la Ciudad de México, al ser el centro neurológico de la economía nacional, por ello el nearshoring es un detonador, no solo del subsector industrial en la industria inmobiliaria, sino también de vivienda, oficinas, la parte comercial en ciudades importantes del país como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey”, señala Enrique Téllez, co director de Desarrolladora del Parque.
Por otro lado, el estímulo que la relocalización industrial generará al interior de la economía mexicana también dinamizará regiones cercanas a los polos industriales que intensificarán sus actividades, lo que derivará en una mayor demanda de vivienda, por un lado, pero un crecimiento de la oferta, por el otro.
Incluso los más de 24 millones de turistas que recibe el país al año y hasta el cambio en los patrones de consumo se perfilan a estimular la industria inmobiliaria nacional durante el próximo año, señalan los directivos.
Riesgos a futuro para la industria
Becerra y Téllez coinciden en que la persistencia de las presiones inflacionarias, el ingreso aún reducido del mexicano promedio y el reflejo negativo de la política monetaria restrictiva implementada en el país cuentan con el potencial para poder disminuir la influencia positiva de los factores anteriormente descritos.
Aunado a lo anterior, el desconocimiento de los beneficios con los que cuenta el escenario mexicano como sitio de inversión también disminuye el ánimo de adquirir una casa, un terreno o una nave industrial, cuestión que puede derivar en incertidumbre, la peor enemiga de una industria como la inmobiliaria.
“La incertidumbre es lo que nos detiene, si uno observa el panorama, en realidad estamos bien y por supuesto que es un buen momento para invertir y comprar, pero muchos de nuestros clientes y hasta nuestros propios asesores no tienen el conocimiento de esta información, hay que trasladarla y brindar esa certeza al consumidor de que hoy sigue siendo un buen negocio invertir en ladrillos, sigue siendo seguro y sigue siendo rentable”, apunta Becerra.
Fuente: Reporte Índigo